En un barrio de extrarradio cualquiera, de una ciudad cualquiera...
Una comida cualquiera, con el Telediario de testigo en un día de verano
Ricardo: - ¿Qué tal el puré, abuelo?
Abuelo: -------
Ricardo: - Se podía ir unos días con tu hermano, así cambiaba de aires.
Carmen: - Mi hermano, pobre. Si casi no sabe cuidarse él, como va a cuidar a papá...
Ricardo: - Pues nada, que se venga también. Seguro que tiene buen saque... Como tu padre.
Carmen: - ¡Quieres dejar tranquilo a mi padre!
Ricardo: - Si yo le dejo, lo único que estoy diciendo es que no le vendría mal cambiar de ambientes. El chico necesita un poco de intimidad.
Javi: - A mi me da igual
Ricardo (sin dejar terminar a Javi): - ¡Tú te callas! Si estuvieras solo igual estudiabas más. Aún no te he visto abrir un libro en lo que va de verano.
Javi (entre dientes): - Para eso tendría que bajarme al bar a estudiar.
Ricardo: - ¿Qué quieres? ¿Qué te dé un guantazo? Yo a tu edad ya tenía callos en las manos, pero de descargar camiones, no de hacerme p* como tú.
Carmen: - Ricardo, por favor
Ricardo (a Carmen): - ¡Ni Ricardo ni h*! La culpa es tuya que te pasas el día llorando y ahora mira. (A Javi): - ¿Qué pasa que me tienes que dar permiso para ir al bar, Gilipollas?
(Javi se levanta de la mesa visiblemente enfadado y conteniéndose y se va a su cuarto)
Ricardo (al abuelo, manteniendo el tono de enfado): - ¿Y usted, qué? ¿Cómo va? ¿Quiere un poquito más? No se corte, coma. No se vaya a quedar con hambre, que tiene que crecer. Se lleva un poco a la habitación para luego (mientras le sirve puré, desbordando el plato).
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¡Quedan pocas plazas!
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